Memorias del primer encuentro con La Casa Azul en México
- maycrespo1
- 17 mar 2022
- 2 Min. de lectura

El público se conmovía. Era la primera vez que la banda visitaba territorio mexicano y su partida dejaba una amarga dulzura. Las últimas notas comenzaban a sonar para dejar todo en un rotundo silencio: El concierto había terminado.
La Casa Azul, banda española de indie pop fundada en 1997, llegó desatando emociones ocultas. México fue el lugar, pero el tiempo se volvía inolvidable. Largas filas acordonaban el recinto desde horas muy tempranas. Fuimos muchos y queríamos ser más, pero los boletos estaban agotados desde meses atrás. Las puertas se abrieron y quisimos asegurar el primer lugar, la primera fila. Fue tanta la espera para llegar que el primer lugar era el objetivo principal.
La multitud no esperaba, el recinto se llenaba y se empezaba a sentir energía, pasión y alegría.
No se trataba de un encuentro directo. Primero había que calentar. Una DJ salió al escenario y la vibra comenzaba a cambiar. Fueron cerca de 40 minutos en donde la espera se hizo amena. Comenzando con un poco de rock, para entrar al pop y posterior al reggaeton, jugando con las luces, mezclas y el ambiente.
El reloj marcó las 9:00 y el lugar quedó en silencio. Las luces se apagaron y los deseos se encendieron. Los gritos empezaron acompñados de murmullos. “Ya es hora”,decían.
Una pantalla se encendió. Al escenario llegó alguien y las risas abundaron cuando vieron unas letras escritas al reverso de la playera: STAFF.
Oscuridad otra vez. Luces por arriba, por abajo. Una guitarra se escuchó. El escenario echaba humo y un laser atravesó a la multitud. Las pantallas se encendieron y con gráficos de ondas y mapeos la música comenzó
Abriendo con “El Momento” La Casa Azul llenó de euforia a la audiencia, poniendo a bailar a todos y coreando el tema al unísono.
Ya con la gente en sintonía sonaron temas como “El final del amor eterno”, “Chicle Cosmos” y “Chicos Malos”. Los éxitos del nuevo disco se hicieron presente en el Setlist pero sin olvidar los clásicos como “Superguay”.
La sorpresa no tardó, y gritos de euforia llenaron el escenario cuando los temas clásicos de la banda comenzaron a sonar. Bailes por aquí, gritos por allá. Incluso llanto en algún lado al escuchar canciones que no se habían tocado en más de 10 años.
Una única voz, era lo que parecía dominar al público. Todos cantaban en coro, gritaban juntos y saltaban sin cesar. Un piano se escuchó y Guille Milkyway dio paso a la melancolía. El vocalista cantó “Yo también” e incluso trajo a Alejandro Sanz en unas pocas letras.
La música no paraba y la alegría regresó al recinto anunciando los últimos temas. “La revolución sexual” se escuchó en cada rincón de SALA. “Nadie pudo volar” comenzaba y unas alas que escudaban a Guille Milkyway aparecieron en las pantallas.
El último tema se acercaba y “Como un fan” fue la encargada de decir adios, de despedir a los españoles y dejarnos con el corazón lleno de alegría, pero esperando llenar un vacío que llegaba con el final. . Las últimas notas sonaron y dejaron todo en un rotundo silencio: El concierto había terminado.
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